martes, 13 de mayo de 2008

La rueda trasera es clave


Ir a Le Mans siempre resulta agradable. Allí gané tres años seguidos(2003, 2004 y 2005).
Por sus características, no es el circuito que más meagrada, pero siempre es mejor acudir a un escenario donde los resultadosnormalmente han acompañado.
La elección de neumáticos, cómo no, va a ser clave. Michelin siempre da el100%, pero supongo que esta vez, ya que corre en casa, encontrará unamotivación extra para ir a por la victoria.
Hace dos años, una mala elección de neumáticos provocó que pasara deluchar por la victoria al tercer puesto. No fue entonces un mal resultado,era mi tercer podio en MotoGP, pero tuve muy cerca un triunfo que se fue.
Pondré especial atención en la elección de neumáticos, sobre todo deltrasero. Le Mans es un circuito con un asfalto muy especial, distinto alos demás. Además, hay bastantes chicanes, todo está bastante entrelazado.Hay muchas aceleraciones y frenadas, un curvón complicado de entrada ameta, se acelera mucho con la moto inclinada… Todo esto castiga bastante,y por eso la rueda de atrás tiene una importancia especial.
Me preguntaron el otro día a ver si conocía mejor el circuito por estar enFrancia, supuestamente cerca de casa. La verdad es que conozco el circuitoporque desde que comencé a correr el Mundial todos los años se hadisputado allí un Gran Premio. China, por ejemplo, comenzó más tarde, oTurquía entra unos años y sale otros… Francia no, en Francia siempre haycarrera. Pero cuando comencé a correr el Mundial no conocía absolutamenteningún circuito.
Y luego, por supuesto, está el tema de la climatología. Falta todavía unasemana. Pero viendo cómo está el tiempo, lo mismo puede hacer un día delluvia torrencial que un día con un sol espléndido. O, lo que sería peor,unas condiciones el sábado y otras totalmente distintas el domingo.
No es que me preocupe especialmente, el año pasado ya comprobé que puedoir rápido aquí sobre lluvia, pero todos preferimos una carrera uniforme:sobre seco o sobre mojado.
Todo lo contrario de lo ocurrido el año pasado. Recuerdo que salimos ycaían algunas gotas, pero nada importante. De hecho la pista no terminabade mojarse. De repente comenzó el diluvio. En dos vueltas todos lospilotos cambiamos de moto. Por lo menos, pude hacer un cambio bastanterápido y no salí perjudicado. Pero desde luego no nos gusta que cambientanto las condiciones en medio de una carrera.
Por último, recordar el sabor agridulce que nos deja Le Mans cuandorecordamos que aquí es donde Alberto Puig se hizo daño. Ahora menos, perolos dos primeros años siempre nos comentaba dónde fue el accidente y quépasó. Da un poco de miedo, que se olvida cuando te montas en la moto.También es cierto que hicieron mejoras en el trazado y mejoraron la salidade la curva. Ahora, después de seis carreras allí, todavía salen algunoscomentarios año tras año.

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